martes, 22 de abril de 2008

El hombre invisible


El hombre invisible es una pintura del artista español Salvador Dalí realizada entre 1929 y 1933. Está hecha mediante la técnica del óleo sobre lienzo, es de estilo surrealista y sus medidas son 140 x 81 cm. Se encuentra en el Museo Reina Sofía en Madrid. Se trata de una obra experimental donde Dalí pinta imágenes de doble sentido.


En el cuadro de Dalí, se puede ver una persona sentada, de proporciones gigantescas y prolongadas. La cabeza del individuo se forma con algunas sombras y relieves de construcciones y esculturas que se encuentran muy alejadas del espectador. Las nubes simulan el pelo y dos esferas azules, los ojos. El brazo derecho, que está inconcluso, está formado, en parte, por la espalda de la estatua de una mujer con un cuello desproporcionado.
El brazo izquierdo está formado por una columna y se delimita con el edificio negro que hay en primer plano a la derecha del cuadro. Esta estructura tiene, además, dos esculturas de mujeres diseccionadas y de distintos colores.
En medio en la parte inferior hay una especie de maniquí, el cual tiene una larga cabellera que asciende y se bifurca en su punta, definiendo así las manos del gigante. Las piernas están formadas por una cascada y una sección del suelo del mismo color azul.
Delante del maniquí hay un león dorado que se repite en muchas otras obras del artista. Hay otros elementos surrealistas del cuadro que sólo son ornamentales. A la derecha hay, en primer plano, un conjunto de esculturas satíricas: tres hombres y tres niños.
A la izquierda se halla una pilastra sobre la cual, hay una escultura de un perfil de mujer que se repite en muchas otras pinturas de Dalí. Más atrás hay una plataforma y, sobre esta, un caballo blanco. Finalmente, sobre la mano derecha del gigante hay una forma simétrica y extraña la cual parece estar diseccionada.


La Última Cena es un famoso cuadro realizado por Salvador Dalí en 1955. Está pintado al óleo sobre lienzo, mide 167 x 268 cm y se encuentra en la Galería Nacional de Arte de Washington DC. Esta obra es una representación moderna de la famosa Última Cena de Leonardo da Vinci.


El cuadro está muy relacionado con el número doce. La sala donde se encuentran Jesús y sus apóstoles es un dodecaedro. Al fondo de esta se vislumbra un paisaje al amanecer, aún cuando la cena fue de noche. Cristo, en el centro, parece estar predicando ante los discípulos, los cuales inclinan sus cabezas y rezan. Las apariencias de los discípulos son distintas entre sí. Cada uno porta una túnica distinta e inclusive parecen ser personas de distintas razas y países. Los trece personajes rodean una mesa de piedra sobre la cual hay un vaso de vino y un pan partido en dos.
Cristo no es representado como se acostumbra. Su pelo es claro y no tiene barba. Su túnica es la única que deja al descubiertio su pecho. Observando con más detalle, vemos que Cristo es transparente en su parte inferior, ya que la barca que se encuentra en el paisaje puede verse a través de él.
Sobre todo el conjunto está el torso de Cristo, símbolo de su entrega al hombre, de su carne. Extiende sus brazos y al igual que el Cristo que se encuentra abajo, se difumina poco a poco.

El gran masturbador


El gran masturbador es un famoso cuadro del pintor español Salvador Dalí pintado en 1929. Está hecho mediante la técnica del óleo sobre lienzo, es de estilo surrealista y sus medidas son 110 x 150 cm. Se conserva en Madrid, en el Museo Reina Sofía pues fue legado por Dalí al Estado español.
Este cuadro tiene las características de toda su pintura surrealista y posee una unidad equilibrada a pesar del gran número de elementos que presenta. Refleja el malestar del autor que temía, incluso, perder la cordura. Tanto el título, como el motivo central no dejan dudas sobre las implicaciones sexuales del cuadro; el sexo era una de las obsesiones del pintor
.

Muchacha en la ventana


Muchacha en la ventana es un famoso cuadro del pintor español Salvador Dalí pintado en 1925. Está hecho mediante la técnica del óleo sobre cartón piedra, es de estilo realista y sus medidas son 105 x 74,5 cm. Se conserva en Madrid, en el Museo Reina Sofía.


Representa a la hermana del artista, Ana María, a la edad de diecisiete años, asomada a la ventana, de espaldas, en la casa de vacaciones que la familia poseía en Cadaqués, a la orilla del mar. Dalí realiza un trabajo de gran uniformidad cromática y sencillez en la composición, donde la muchacha nos introduce en el paisaje que ella contempla.
Claramente, los valores cromáticos de la obra son azules, al igual que en las
obras tempranas de Picasso las cuales estaban formadas sólo por gamas de azules.
La muchacha sufre algunas desproporciones notables como sus pies, los cuales son muy pequeños. La hermana de Dalí aparece en otros cuadros contemporáneos y posteriores del pintor, pues fue la modelo del pintor hasta que conoció a Gala en 1929. La pintura estuvo en la primera exposición del autor en la galería Dalmau de Barcelona, en noviembre de 1925.

Salvador Dalí




(Figueres, Gerona, 1904 - Púbol, 1989) Pintor español. Salvador Dalí nació en una madrugada de la primavera de 1904 en el seno de una familia burguesa, hijo de un notario bienpensante y de una sensible dama aficionada a los pájaros. Más tarde escribiría: "A los tres años quería ser cocinero. A los cinco quería ser Napoleón. Mi ambición no ha hecho más que crecer y ahora es la de llegar a ser Salvador Dalí y nada más. Por otra parte, esto es muy difícil, ya que, a medida que me acerco a Salvador Dalí, él se aleja de mí".


Su precocidad es sorprendente: a los doce años descubre el estilo de los impresionistas franceses y se hace impresionista, a los catorce ya ha trabado conocimiento con el arte de Picasso y se ha hecho cubista y a los quince se ha convertido en editor de la revista Studium, donde dibuja brillantes pastiches para la sección titulada "Los grandes maestros de la Pintura".


En los revueltos y conflictivos meses de 1923 sufre un desafortunado contratiempo. En la Academia de Bellas Artes a la que está adscrito se producen manifestaciones en contra de un profesor, y antes de que dé comienzo el discurso oficial y se desate la violenta polémica, Salvador abandona la sala. Las autoridades creen que con este gesto ha sido él quien ha dado la señal de ataque y rebelión y deciden expulsarlo durante un año. Después, de nuevo en Figueras, los guardias vienen a detenerlo y pasa una temporada en la cárcel.


A la salida de prisión recibirá dos alegrías. La primera, una prensa para grabado que su padre le regala, y la segunda, la visita de su excelente compañero de la Residencia de Estudiantes de Madrid Federico García Lorca, quien, en las calurosas noches del verano de Cadaqués, lee a toda la familia Dalí sus versos y dramas recién compuestos. Es allí, junto al Mediterráneo, donde García Lorca redacta la célebre "Oda a Salvador Dalí", publicada unos años después, en 1929, en la Revista de Occidente. Pronto será también Luis Buñuel quien llegue a Cadaqués para trabajar con su amigo Salvador en un guión cinematográfico absolutamente atípico y del que surgirá una película tan extraña como es El perro andaluz.


Salvador se enamoró de Gala en el verano de 1929 y con ella gozó por primera vez de las mieles del erotismo. Es la época en que pinta Adecuación del deseo, Placeres iluminados y El gran masturbador, pintura esta última que fue atacada y desgarrada por el fanático grupo puritano los Camelots du Roy. Mientras tiene lugar una exposición de sus obras en la Galería Goemans de París, la joven y apasionada pareja se refugia y aísla en la Costa Azul, pasando los días y las noches encerrados en una pequeña habitación de un hotel con los postigos cerrados.


En 1938 conoce por fin, gracias al escritor vienés Stefan Zweig, a Sigmund Freud, quien había sido el gran inspirador de la estética surrealista, de la que Dalí no se siente marginado pese a las bravatas de Breton, sino que por el contrario se considera el único y más genuino exponente. El padre del psiconálisis había dado pábulo a la nueva indagación del inconsciente con su libro La interpretación de los sueños (1900), pero nunca se había tomado demasiado en serio a sus jóvenes admiradores de París.


A España regresó en 1948, fijando su residencia de nuevo en Port-Lligat y hallando en el régimen del general Franco toda suerte de facilidades. El gobierno incluso declaró aquel rincón catalán que tanto fascinaba al pintor "Paraje pintoresco de interés nacional". Para muchos historiadores del arte lo mejor de su obra ya había sido realizado y, sin embargo, aún le quedaban cuarenta años de caprichosa producción y de irreductible endiosamiento y exhibicionismo, con apariciones públicas del estilo de la que protagonizó en diciembre de 1955, cuando se personó en la Universidad de la Sorbona de París para dar una conferencia en un Rolls Royce repleto de coliflores. En vida del artista incluso se fundó un Museo Dalí en Figueras; ese escenográfico, abigarrado y extraño monumento a su proverbial egolatría es uno de los museos más visitados de España.


En su testamento, el controvertido artista legaba gran parte de su patrimonio al Estado español, provocando de ese modo, incluso después de su muerte, acaecida en 1989, tras una larga agonía, nuevas y enconadas polémicas. El novelista Italo Calvino escribió que "nada es más falsificable que el inconsciente"; acaso esta verdad paradójica y antifreudiana sea la gran lección del creador del método paranoico-crítico, de ese maestro del histrionismo y la propaganda, de ese pintor desaforado y perfeccionista, de ese eximio prestidigitador y extravagante ciudadano que fue Salvador Dalí. El chiflado prolífico del Ampurdán, la llanura catalana barrida por el vertiginoso viento del norte que recoge las suaves olas del mar Mediterráneo en una costa tortuosa y arriscada, descubrió el arte de la mixtificación y el simulacro, de la mentira, el disimulo y el disfraz antes incluso de aprender a manejar su lápiz con la exactitud disparatada y estéril de los sueños.


Su longeva existencia, tercamente consagrada a torturar la materia y los lienzos con los frutos más perversos de su feraz imaginación, se mantuvo igualmente fiel a un paisaje deslumbrante de su infancia: Port-Lligat, una bahía abrazada de rocas donde el espíritu se remansa, ora para elevarse hacia los misterios más sublimes, ora para corromperse como las aguas quietas. Místico y narciso, Salvador Dalí, quizás uno de los mayores pintores del siglo XX, convirtió la irresponsabilidad provocativa no en una ética, pero sí en una estética, una lúgubre estética donde lo bello ya no se concibe sin que contenga el inquietante fulgor de lo siniestro. Dalí exhibió de forma provocativa todas las circunstancias íntimas de su vida y su pensamiento.

El Divino




Genial artista catalán, uno de los máximos exponentes del surrealismo que desarrolló en multitud de facetas: pintura, grabado, orfebrería y decoración. Como buen "catalán universal" difundió sus ideas por medio mundo, manteniendo sin embargo un profundo apego a su tierra natal.


Su obra se ha relacionado con frecuencia con el subconsciente y el psicoanálisis ya que acostumbraba a plasmar en ella sus obsesiones.